¿Buena suerte o mala suerte, quién sabe?
Hoy quiero compartir con todos vosotros un cuento chino que personalmente me gusta mucho… Algunos de vosotros ya lo conoceréis porque últimamente lo he estado hablando bastante en las consultas tanto de Barcelona como de Menorca. Y dice así…
Érase una vez un anciano labrador que tenía un viejo caballo para cultivar sus campos. Un día, el caballo escapó a las montañas. Los vecinos del anciano labrador se acercaron a su granja para condolerse con él, y lamentar su desgracia, y le decían: ¡Qué mala suerte que tu único caballo se ha escapado! A lo que el sabio anciano les replicó: ¿Mala suerte o buena suerte, quién sabe?
Unos días más tarde, el caballo volvió de las montañas trayendo consigo una manada de caballos salvajes, tantos que casi no cabían en la granja. Entonces los vecinos acudieron a felicitar al labrador diciéndole: ¡Qué buena suerte que tu caballo regresó y además trajo consigo un montón más! A lo que este les respondió: ¿Buena suerte o mala suerte, quién sabe?
Cuando el hijo del labrador intentó domar uno de aquellos caballos salvajes, este lo tiró al suelo y y se rompió una pierna. Todo el mundo consideró esto como una desgracia, por lo que fueron de nuevo a decirle al anciano: ¡Qué mala suerte, que tu hijo se ha roto la pierna! A lo que el viejo labrador se limitó a decir: ¿Mala suerte o buena suerte, quién sabe?
Una semana más tarde, el país entró en guerra y fueron reclutados todos los jóvenes varones que se encontraban en buenas condiciones. Cuando vieron al hijo del labrador con la pierna rota obviamente lo dejaron tranquilo y se libró de ir a la guerra. ¿Fue eso buena suerte?, ¿O fue mala suerte?… ¿¡Quién sabe!?
Cada uno de vosotros puede interpretar esta historia de formas completamente distintas pero quiero dejaros mi reflexión:
Muchas veces la vida nos pone delante situaciones que parecen muy complicadas y pensamos que nuca seremos capaces de superar… Estoy seguro que todos vosotros tenéis en mente el día y la hora exacta de una de estas situaciones… Lo que he aprendido estos últimos años es que cuando la vida te pone una situación complicada delante de las narices, sólo depende de nosotros mismos decidir de qué forma afrontarla:
- Pensar que somos unos desgraciados y quejarnos por ello
- Preguntarnos porqué la vida nos ha puesta esta situación delante y verla como un aprendizaje que es lo que realmente es.
Cuando te aparezca una situación complicada pregúntate lo siguiente: ¿Me va a preocupar en 3 meses? Si en 3 meses no va a tener importancia, que no la tenga ahora tampoco. Muchas veces nos preocupamos por las cosas que pueden llegar a pasar en un futuro pero… ¿quieres un secreto? El 90% de nuestras preocupaciones o situaciones que nos imaginamos nunca jamás van a pasar en la realidad!
Así que te invito a VIVIR, SENTIR, DISFRUTAR, FLUIR del camino que nos da la vida sin mirar hacia delante (futuro) ni hacia atrás (pasado) porque con eso simplemente conseguiremos perdernos los pequeños matices que nos regala la vida en este preciso instante.
Con mucho cariño,
David Arasa
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