Esa felicidad tan cercana
El artículo de esta semana quiero dedicarlo a mi tío José o, como toda la familia lo conoce, el Tío de la pipa.
El miércoles pasado mi madre me llamó para informarme que el tío de la pipa había fallecido, y que el viernes por la mañana era el entierro en mi pueblo. Evidentemente, conocía a mi tío de la pipa desde que tengo uso de razón, y conservo muchos recuerdos de mi tío de cuando era pequeño. Lo que recuerdo con más cariño son las fiestas de Navidad. Después de comer es tradición familiar ir a casa de mi tío para poder felicitarnos la Navidad y pasar tiempo en familia.
Desde pequeño me encantaba el día de Navidad porque era el momento en que me encontraba con mis primos y mis tías, que por desgracia no podía ver mucho porque la rutina y el día a día nos tienen a todos siempre absorbidos. Pero la Navidad era como una super fiesta, era el momento perfecto para ponernos al día de todo lo que había pasado en nuestras vidas desde la última vez que nos habíamos visto. Siempre recuerdo estos momentos con mucho cariño. Me encantaba ver la cara de mi tío cuando le decíamos algo positivo que nos había pasado; pero cuando más querido me sentía era cuando le decía que había conseguido algo que hacía mucho tiempo que llevaba trabajando. Su cara y su expresión era siempre la misma, era como cuando le das a un niño un caramelo. Me encantaba esa cara porque no había conocido persona que se alegrara tanto del triunfo de otra persona, igual o más que si el triunfo hubiera sido suyo.
Le estoy muy agradecido por todos los momentos que me ha dado y que han sido un regalo para mí. Por ejemplo cuando quedé subcampeón de España de patinaje artístico, cuando me gradué de la ESO, en la graduación de Bachillerato, o cuando me gradué en Quiropráctica. Ese momento en su casa probándome el traje para el día de mi graduación y ver su cara con los ojos vidriosos llenos de orgullo, quedaran grabados en mi memoria hasta el final de mis días. Sinceramente me hubiera gustado que fueran muchos más momentos, pero los que tuvimos fueron tan especiales que esto para mí es más que suficiente. Vale más calidad que cantidad.
La reflexión a la que he podido llegar de la muerte de mi tío, es que muchas veces la felicidad está mucho más cerca de lo que pensamos, en los pequeños detalles de la gente que siempre va a estar de nuestro lado, que es nuestra familia. Como dije el viernes mientras comía con todos ellos, debemos reunirnos con más frecuencia porque hacía tiempo que no me sentía tan lleno de amor estando todos reunidos. Tenemos una relación súper especial y hay que mantenerla.
Finalmente quiero dedicarle unas pocas palabras a mi tío de la pipa: Estoy súper tranquilo porque sé que tu luz siempre te va a guiar por el camino correcto. Que continúes cuidándonos como lo hacías, que te cuides mucho y que les des un abrazo super fuerte de mi parte a la tía Lola y a Thesa.
Te quiero mucho!!!
Con mucho cariño,
David Arasa
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